Entrevista 2manydjs «El mejor cumplido que nos pueden hacer es que han descubierto música increíble con nuestras sesiones»

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Entrevista 2manydjs | Stephen y David Dewaele

Si tengo que elegir a dos músicos de la década de los dosmil, con el desaforado boom de la electrónica, la eclosión de lo digital, el bajón y regreso al vinilo en paralelo al creciente caos de nuestras playlist, repletas de artistas que casi desconocemos o de los que sabemos poco o nada, estos son, qué duda cabe, Stephen y David Dewaele. Artífices de Soulwax, revienta festivales como pocos y genios de las remezclas y de la combinación de géneros y estilos, 2manydjs son, a día de hoy, leyendas vivas que habitan entre el mundo viejo, anclado en las tiendas de vinilos y la variedad musical y el nuevo universo tecnológico, aparentemente sin límites pero con una inherente falta de creatividad, quizás debido a la supuesta libertad creativa que, mal nos pese, acaba generando sonidos que parecen clones del hit del mes anterior.

Con ellos, reunidos en un lujos hotel del centro de Barcelona, pudimos hablar acerca de la banalización del oficio, del regreso a los las tiendas de vinilos, de la experiencia de haber creado Despacio, de lo mucho que odian Ibiza y de lo bien que se lo pasaron ese fin de semana con #Lode2manydjs

Antes de Shazam, antes de que los reproductores nos recomendasen música según nuestros gustos, incluso antes de que hubiesen tantos y tantos Djs, los hermanos belgas Stephen y David Dewaele enfocaron su vocación melómana y diversa a las pistas de baile. Pioneros y con un directo demoledor, 2manydjs fueron capaces de unir bajo las mismas luces estroboscópicas el rock, la electrónica y un inagotable repertorio cuya potencia sigue evolucionando a día de hoy.

En diciembre 2manydjs presentaron en Razzmatazz Clubs de Barcelona un innovador concepto: #lode2manydjs. La curaduría fue total, programaron según su criterio todos los artistas de las 5 salas, viernes y sábado. #lode2manydjs supone un gran paso dentro de la evolución clubber al ampliar la experiencia de un line up convencional: el arriesgado y selecto elenco de nombres, con Tiga, Paranoid London, Mixhell y Matias Aguayo entre ellos, convirtieron el célebre club barcelonés en un paraíso electrónico que albergó, incluso, una Jam session a altas horas de la madrugada.

Vanity Dust — Hace años era mucho más complicado que ahora descubrir nueva música, y vuestros sets eran una forma excelente de hacerlo. Gracias a vosotros descubrí, hará casi diez años, a músicos como Vitalic. Los sets de 2manydjs eran poderosos y estaban llenos de energía. Es genial que así siga siendo y que en noches como la de este fin de semana podamos revivir experiencias como aquella.
 
David Dewaele—¡Si quieres esta noche vamos a tocar Vitalic de nuevo! Ayer por la noche estaba caminando por Razzmatazz y la gente estaba entusiasmada, todo el mundo venía y me decía que les había encantado sesión, que estaban felices… pero un chico se quejó, estaba muy decepcionado porque no habíamos pinchado Vitalic.

Sería un remember genial. Quizás La Rock sería una buena opción.

Stephen Dewaele —¿O Poney Party 1?

Desde el principio, vuestro nombre artístico me llamó la atención, igual que a todo el mundo. Pero no quiero comenzar la entrevista con la típica pregunta que os hace todo el mundo, acerca de por qué habéis usado tantos alias diferentes a lo largo de vuestra carrera y qué pensáis sobre que 2manydjs sea el que ha cosechado más éxito. Quería preguntaros acerca de algo que va más allá, y que ha crecido exponencialmente en los últimos años, con la explosión de internet: el ego de los djs. Vuestro mismo nombre es como una parodia de ello, y vuestras sesiones siempre se han construido principalmente con música de otros grandes artistas, ¿cómo os sentís respecto a este boom del artista mediático-celebrity que comparte su vida privada y todo gira en torno a él más allá de su música?

David Dewaele —Nos sentimos raros con ello, es extraño para nosotros.

Stephen Dewaele —Y además nos parece que no somos buenos con ello. Ahora la mayoría de artistas que tienen éxito lo llevan integrado en su vida. Se sacan la foto y la suben a Twitter, etcétera. Nosotros no hacemos nada de esto. Creo que somos de la vieja escuela.

David Dewaele —Ser artista hoy en día tiene mucho que ver con convertirse en una marca. Quizás lo que hemos hecho este fin de semana tiene algo que ver, pero no es consciente, es porque nos gusta hacer estos eventos. Nos parece extraña esta dedicación a crear una marca. Vemos a otra gente teniendo mucho éxito haciéndolo, pero para nosotros es inadecuado y no va con nuestra personalidad.

Paranoid London, que actuaron ayer en Razzmatazz, son muy silenciosos respecto a lo mediático, están bastante fuera de ello. Digamos que no se dejan seducir por estas nuevas posibilidades de comunicación en las redes.

Stephen — Yo tampoco estoy del todo fascinado con ello. Pienso que hay un lado bueno y otro malo. Lo que tenemos que admitir es que internet es lo más grande que ha ocurrido en los últimos veinte o treinta años. No han sido estilos de música diferentes, ni el hip-hop. Lo más grande ha sido internet y creo que todavía estamos aprendiendo a lidiar con ello, tanto en el ámbito de los negocios como en el personal y en otros los niveles. Y afecta también a la industria musical, que ha evolucionado en el mundo de las relaciones públicas y las agendas comprometidas: haz esto, ahora lo otro…y tu vida como músico se convierte en un plan general. Cuando empezamos a hacer música todo era más anárquico, mientras que ahora siento que todo ha sido regulado, y es duro tener que admitir que las cosas han ido de este modo, lo puedes ver en todas partes.

Recuerdo que con vosotros escuché por primera vez Digitalism, y tuve que hacer una especie de ‘Shazam mental’ para descubrir qué canción era. No sabía cómo encontrar esa canción, entonces era complicado. La curiosidad es lo que te movía. En cambio, ahora todo lo vinculado a la música es fácil, lo consigues con poco esfuerzo.

Stephen —Si lo piensas, esta puede ser la parte buena. Puede ayudarte, y no es que sea negativo o positivo, sino que depende. Lo que siento ahora al escuchar bandas jóvenes no es ‘oh, esta gente está luchando contra algo o despertando en mí algo que nunca había experimentado’, sino que lo veo todo programado: el meeting con la discográfica, hacen lo que dice el manager, les dicen en qué festivales tienen que actuar… Ayer, cuando recorría las salas, la gente se me acercaba y muchos me pedían una foto, ¡y yo lo que quería era hablar con ellos! Eso es lo que creo que se ha perdido un poco. Pero, por otro lado, quizás regresan a casa y dicen, ¡tengo esta foto!

David —Me siento como un gilipollas si me preguntan por una foto y digo que ‘no’. Por supuesto que diré que sí, pero la verdad es que no entiendo el por qué, nunca me he sacado una foto con nadie.

Entiendo lo que decís. Recuerdo una vez en la que, durante el Sónar, Richie Hawtin y su sello Minus habían alquilado una galería de arte creando la Minus Ghost House a modo de Pop-Up. Los artistas estaban por ahí mezclándose con el público. La gente iba directamente a por Richie Hawtin a pedirle una foto, sin preguntarle nada, ni tan siquiera ‘¿cómo estás, qué tal este fin de semana en Barcelona?’
 
David —Parece que este tipo de gente solo quiere demostrar ante el mundo que estuvieron allí, pero lo cierto es que sería mucho mejor si en vez de eso quisiesen hablar, compartir el momento con las personas que tienen a su alrededor. Es extraño, el fenómeno ‘selfie’ y todo el rato ‘yo, yo, yo’. Pero bien, es lo que hay.

Me interesa otro aspecto vinculado a Bélgica, vuestro país. Históricamente no es un país con ciudades que se asocien directamente con la electrónica, como Detroit o Berlín. Aunque también tenéis otras influencias de otros géneros, ¿podríais explicarme cómo ha sido vuestra experiencia con la electrónica en vuestro país?

David — En realidad, Bélgica tiene una cultura techno muy fuerte. Desde los inicios del techno estamos geográficamente en un punto clave y hemos tenido sellos como R&S. Y no solo ha sido por la música, también es por los clubes. A finales de los ochenta la gente venía de Francia, Alemania o Inglaterra, porque teníamos grandes clubes que podían cerrar a las 7 de la mañana. Y la gente venía de todo Europa para ir de fiesta, incluso el pueblo de donde somos nosotros es conocido por sus fiestas.

Imagino que eso fue también una influencia importante para vosotros.

David —La verdad es que no. Por supuesto que salíamos, pero no fue hasta que empezamos a ir de gira por Inglaterra y a tocar fuera que nos pareció extraño que los clubes cerrasen a las tres o a las cuatro. Pero no éramos el tipo de tíos que salíamos constantemente.

Stephen —Muchos de nuestros amigos estaban metidos en la música electrónica, vinculados al sello R&S, pero nuestra actitud era más bien ‘que les den’. Nosotros tocábamos rock, como una banda. Nos gustaban The Smiths o ZZ Top. Nuestra actitud respecto a la electrónica era más bien la de ‘no queremos entrar en esto’. Y entonces creo que algo hizo ‘clic’, gente como Daft Punk —canciones como ‘Rolling & Scratching’— o Aphex Twin nos hicieron pensar ‘espera un momento, espera un momento, la música electrónica no tiene por qué ser una fórmula, puede tener muchas formas’ y fue entonces cuando nos dijimos: ¡vamos a divertirnos!

Desde entonces todo vino de manera natural y orgánica. Como comentábamos antes, el crecimiento orgánico es algo que también ha desaparecido, quiero decir que nuestras influencias venían de lo que escuchábamos en la radio, de Aphex Twin o de lo que veíamos alrededor, y ahora tendemos a la monocultura; es casi imposible crecer orgánicamente porque tienes el promotor y toda la maquinaria. En esa época nos encantaba estar en ese espacio entre tendencias, géneros y estilos, sin una definición concreta.
¡Estamos en una charla muy profunda!

David —Si lo piensas en un contexto más amplio, la propia función de la música ha cambiado. Cuando nosotros crecimos, las bandas y la música que escuchabas te definían. Ahora es una de muchas elecciones más. No digo que sea bueno o malo, no quiero ser una de esas personas que dicen ‘lo de antes era mejor’. Pero, incluso para nosotros, la función de la música ha cambiado. Antes te encerrabas en la habitación para escucharla. Fíjate, ¿te imaginas que hace 20 años habría en el bar de un hotel música tan alta? ¡Está en todas partes!

Stephen —Incluso si vas a coger el tren o el avión, mientras esperas, suena música, ¡e incluso algunas veces es buena! No sería raro que hubiese un Dj pinchando en el lobby de este hotel.

David —La música tiene ahora una función diferente, es una mercancía que está en todas partes.

Esta situación de la música como algo omnipresente y que, por lo tanto, pierde su valor e importancia, me hace pensar en vuestro proyecto junto a James Murhpy, Despacio. Pero me lo recuerda precisamente porque situáis la música de una manera totalmente diferente a la presencia gratuita que tiene muchas veces en la actualidad. Creo que ‘Despacio’ ha tenido éxito por varias razones: en primer lugar, por la excelente calidad del sonido. Sí es cierto que hay música en aeropuertos, centros comerciales, taxis, ascensores… pero suena en mala calidad o con distorsiones del ambiente. Para mí, vuestra apuesta en Despacio fue lo más refrescante del pasado Sónar, ese sonido es único e inmejorable. En segundo lugar, me pareció excelente la decisión de ocultaros como Djs. La gente se preguntaba, ¿con quién tengo que sacarme la foto ahora?

David — No, ¡hazte una foto con el equipo de sonido!

Stephen —Relacionado con eso, James (Murphy) dice, a veces, que lo que ocurre con los Djs estrella es un poco nuestra culpa. Recuerdo que, cuando empezamos con 2manydjs hace 10 años, teníamos un formato perfecto que podías hacer en un festival. Después de un concierto, pongamos de Depeche Mode, anunciaban 2manydjs y pinchábamos y la gente se volvía loca. Si miras ahora, parece que se ha invertido la situación, solo hay Djs en todos los grandes escenarios. Por eso, en Despacio, además del sonido y la música, queríamos transmitir la idea de que no solo tenía que ver con ‘estos dos tíos’. Siempre nos sentimos raros cuando detrás de la cabina hay gente bailando. Yo nunca levanto las manos cuando pincho, como Dj no me sale hacerlo. Es como cuando el cantante y la banda dan palmas, yo nunca he sido capaz de hacerlo.

Hay un vídeo muy divertido de David Guetta en Tomorrowland, moviendo los brazos hacia los lados y haciendo moverse de la misma forma al público.

Stephen —Entiendo que para mucha gente esté bien. Con Despacio, la gente entraba y se fijaba en las estrellas colgadas en el techo y en la música, y creo que lo mejor era que se juntaban en pequeños grupos y bailaban muchísimo, me encantaba ver a tanta gente bailando. En otros lugares, el público se queda mirando al Dj sin moverse demasiado, ahí era diferente. Eso fue muy bonito. Por eso creo que Despacio es una parte muy importante en nuestras vidas, y creo que para James también es lo mismo.

David —Esa noción de ir a un Dj set como si fuese un concierto es hoy en día un hecho. Eso explica que, cuando vimos hace unos años que eso iba estaba ocurriendo, comenzamos con los visuales . Mirar a un Dj es aburrido, y no queríamos quedarnos ahí plantados con una cabeza de ratón puesta o con unos súper láseres, queríamos dar algo de contenido.

Con Despacio tenemos un grupo pequeño y limitado de gente que podemos ‘tocar’, quizás unas mil personas. En un gran festival tenemos a 30.000 personas y si, por ejemplo, queremos pinchar otra cosa, como Steve Miller Band, la gente no reaccionará. Necesitas trasplantar la idea de esa situación que quieres crear pero en otro lugar que funcione. Y aunque tocásemos Despacio cada noche durante 10 años, alcanzaríamos a un público limitado.

El concepto de Despacio me recuerda, salvando las distancias, a Berghain. Aunque todo el mundo habla de ello, me impresionaron las ‘normas’ del lugar. Como decíamos, las reglas ahora han cambiado. Puedes sacar el móvil y encontrar canciones, twittear, sacar fotos… En cambio, en Berghain el tema de las fotos está prohibido, no hay visuales, el Dj no tiene casi presencia en su cabina y tienes mucha libertad. Tu comportamiento como clubber cambia a lo que estás acostumbrado a hacer en otras partes.
 
David —Hicimos un evento en Londres en Roundhouse, el lugar es circular y todo está oscuro. La gente estaba desubicada y se perdía, no sabía cómo encontrar a sus amigos ni donde quedaba el bar.

Esto me parece muy interesante. No solo pensar en la música, sino también en el espacio donde tiene lugar la sesión o el concierto. Estamos demasiado acostumbrados a una rutina.

Stephen —Ayer vino bastante gente a hablarme de los descubrimientos que habían hecho. Gente que descubrió a Matías Aguayo o Legowelt por primera vez y estaba fascinada. Fue emocionante. La gente que estaba ayer en Razzmatazz buscaba tener una buena fiesta en vez de querer solo beber. Eran conscientes de lo que estaba ocurriendo. Eso me hizo feliz. Quizás, si eres Nick Cave, es complicado aparecer entre un público de dos mil personas que solo con verte empezarán a llorar. En nuestro caso, ayer corríamos por las salas entre la gente y estábamos encantados, había algo muy humano en el ambiente.

David—Creo que el evento de este fin de semana en Razzmatazz hubiese sido diferente en otras ciudades, tiene algo que ver con la ciudad. Lo bueno de este lugar es que es puntero en este tipo de propuestas.

¿Cuáles fueron las primeras veces en las que estuvisteis en Barcelona? ¿Y en el Sónar?

David —Como 2manydjs estuvimos en un club y en apenas en un mes actuamos en una estación de trenes… ¿el BAM? Tardamos unos años en estar en el Sónar.

Sí, el BAM es por la fiesta mayor de la ciudad. Y en cuanto a viajar constantemente para actuar, ¿cómo lo vivís vosotros?

David —Es una arma de doble filo. Lo mucho que hemos viajado este mes es una locura. Si te enseñase… En Bélgica estamos trabajando 24/7 en la banda sonora de una película. Y solo durante el fin de semana viajamos: fuimos a Chile y volvimos. Y luego a Argentina y volvimos. También a Suráfrica y volvimos. Este tipo de viajes son pesados. Llegas, vas al hotel, luego a cenar, actúas y nada más. En Brasil fue diferente porque pudimos salir un poco con Mixhell. Hacemos lo que podemos para hacer bueno el viaje, pero si como Djs solo hiciésemos eso acabaríamos deprimiéndonos. Así que necesitamos tener varios proyectos al mismo tiempo para equilibrar. Pero combinar todos esos proyectos con el viaje a veces no es una buena idea, aunque es una manera de trabajar.

A la hora de tener estos proyectos paralelos trabajáis con muchísimos artistas. Un buen ejemplo es este fin de semana con #lode2manydjs: Tiga, Mixhell, Paranoid London, Matías Aguayo… Quería deciros que ayer descubrí Mixhell por primera vez y su directo fue increíble, una pasada.

David —Me hace muy feliz que digas eso, ¡es genial!

Sí, realmente. Fue acid, profundo, progresivo… me encantó. Me recordó a los grandes momentos que he vivido en Panorama Bar… Y me fascina la forma en la que conectáis con todo este tipo de artistas. Como Djs podéis pinchar muchos estilos de música, pero otro tema es que también estáis cerca de ellos a la hora de traerlos con vosotros a actuar o para producir con ellos directamente. ¿cómo trabajáis con los otros artistas de tantas maneras diferentes?

Stephen —La idea de hacer el lineup de #lode2manydjs fue espontánea. Todavía seguimos yendo a comprar vinilos, ¡quizás demasiados! Pero sigo sin saber qué está pasando, porque nadie sabe del todo qué es lo que está ocurriendo en estos momentos. Eso sí, encuentro mucha música interesante proviniendo de muchos lugares: extrema o militante… veo muchas tendencias emergiendo.

Siempre ha sido así para 2manydjs: la tienda de vinilos era el lugar en el que encontrar nueva música, o tu música. Internet cambió esto, pero lo interesante es que, por alguna razón, las tiendas de vinilos están volviendo. Es un fenómeno muy interesante ya que antes solías ir allí y te encontrabas con un tipo que te decía ‘hey, tienes que escuchar esto’. Eso iba moldeando tu gusto por la música y lo hacía crecer.

Pienso que David y yo hemos sido buenos en esto: cuando hacemos lineups como el de este fin de semana o producimos remixes, tenemos un espectro muy amplio de gustos. Para mí la música no es solo minimal, dubstep o rock, sino que todo es una misma cosa en mi cabeza: o es algo que ‘me llega’ o es algo que odio. Son dos sentimientos que son muy importantes. Cuando hicimos este lineup estábamos en un bar y sacamos una servilleta y fuimos apuntando los que queríamos traer, totalmente espontáneo.

David —Eso es una extensión de ser un Dj. A fin de cuentas, lo que haces es pinchar música que te gusta y que crees que a la gente le va a gustar. Para nosotros, el mejor cumplido que nos pueden hacer es que nos digan que han descubierto música increíble. Ayer hubo tres personas que vinieron y me dijeron: ‘dios mío, he descubierto Daniele Baldelli y es increíble’ y me decían ‘dios mío, Daniel Maloso es increíble’. Y había gente que estaba encantada porque algunos Djs nunca habían estado en Barcelona. Nos produce la misma emoción que sea nuestra música que enloquece a la gente o que sea la de los otros artistas que traemos. Nos gusta conectar a la gente.

Respecto a lo que comentabais acerca del regreso de las tiendas de discos, aquí en Barcelona también están regresando las pequeñas librerías de barrio. Hay un nuevo tejido fuerte que se está estableciendo, pequeño e independiente, que no tiene grandes presupuestos de marketing detrás. En este sentido, son muy activos en redes sociales, pero no suelen enfocarlo de cara a su propia imagen, sino que hablan de los libros que disfrutan leyendo y de las recomendaciones que consideran esenciales.
 
Stephen —No hay nada malo en las redes sociales, sino que al ir a lugares físicos hay un elemento humano, hay una persona ahí que puede recomendarte algo que ¡bum!, llegue a cambiarte la vida. En las redes hay un elemento humano que se pierde, por mucho que compres música o libros o haya charts de gente que recomienda música. Casi todo parece prefabricado. El elemento humano que te da vida es cuando te recomiendan, pongamos, Paranoid London, y vas a la tienda de vinilos y ves que no les quedan copias y piensas ‘uau, serán muy underground‘. Quizás los consigues por internet, pero entonces vas a Razzmatazz y los ves en directo y nace ese contacto humano de nuevo.

Recuerdo cuando fui a los primeros conciertos, como la primera vez que vi a Nirvana en Gante, y decía ‘¡qué es todo esto!’, me impactaba el estar ahí físicamente porque encontraba ese elemento humano. Del mismo modo que cuando te encontrabas a otra persona que tenía la misma camiseta que tú y os poníais a hablar acerca de vuestros gustos. Todo esto eran elementos pop que nos unían en ese encuentro humano. Con internet ocurre, pero sin el contacto real. Creo que la gente anhela tanto el factor real que cosas como la que ocurrió ayer en Razzmatazz son nuestro mayor logro.

Las preguntas que haces son buenas, son temas a los que hemos estado dándoles vueltas en los últimos dos o tres meses. Con James Murphy, artistas y amigos… Parece que todo el mundo está intentando encontrar un ‘secreto’, un ‘manual’, y lo único que encuentras es algo prefabricado que está en tu móvil, en Facebook o en una estructura corporativa… Y la música siempre había sido una forma de decir: ¡Qué os jodan, esto es arte y es nuestro!

Recuerdo que solíamos ir a Ibiza y lo odiábamos, era horrible. Y, en realidad, Despacio se hizo como un tributo a Ibiza, porque creemos que es el tipo de sonido que debería haber en la isla y cómo la gente debería ir de fiesta. Ahora todo el mundo nos está pidiendo hacer Despacio, pero el único lugar en el que no nos lo van a pedir es en Ibiza, ya nadie está lo suficientemente loco como para contratar a tres tipos con un equipo de sonido gigante y que tocan música lenta.

Todo lo que está ahora en la música pop y en los charts es prácticamente una fórmula, y por todo esto que hemos estado hablando es un momento idóneo para hacerlo saltar por los aires. No digo que vayamos a ser nosotros los que lo hagamos, solo digo que ahora todo el mundo se está quejando o hablando de ello…¡vamos! Siento que es el momento de cambiarlo.

Entrevista publicada en un primer momento en Vicious Magazine.