Vanity Dust

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Boiler Room: «Somos activistas de la música electrónica»

Esta entrevista es una conversación profunda, sincera y honesta con Michail Stangl, uno de los pioneros del proyecto Boiler Room y actual encargado de Boiler Room Germany, entre muchos otros roles que se juegan en lo que es una aventura muy singular e influyente dentro de la cultura de la música electrónica pensada para el Siglo XXI y más allá.

La entrevista tuvo lugar el pasado mayo de 2017.

Junto con la entrevista a los fundadores de Resident Advisor, considero que —con toda la humildad que soy capaz de poner en sync y en live— esta entrevista es la más relevante para el décimo aniversario de Vanity Dust. Gracias por estar aquí, por hacerlo posible, por compartirlo, por formar parte de esta cultura underground que se reivindica y crece, sin temor, en busca de un mundo libre y que suene mejor y se visibilice su mensaje sin tergiversar su relevancia mundial. Somos ya millones de club kids que lo único que pedimos es bailar y disfrutar de un mundo que nos respete y nos escuche como nosotros lo hacemos entre nosotros y con nuestros artistas y medios predilectos. Por suerte, una gran parte del mundo ya lo hace y está junto a nosotras. 

Para los que no sepan lo que es Boiler Room, intentaré resumirlo de forma muy fuerte y simple: Boiler Room es una plataforma de streaming basada en la difusión de contenidos a escala mundial generados por djs y artistas que se dedican a la música electrónica.

Al pensar en djs, muchos asociamos el término solo a nombres de aquellos y aquellas que son célebres por mover a las masas. Pero, como se puede comprobar en los miles de emisiones que Boiler Room ha hecho a lo largo de su trayectoria, su apuesta por visibilizar a artistas menos conocidos pero igual de relevantes es cristalina. 

 

Fue precisamente por esta apuesta que quise entrevistarles directamente a ellos y, tras varias comunicaciones, logramos cuadrar una entrevista directa entre mi sede en Barcelona y el lugar en el que se alojaba Michail, en Beijing.

Para los que hayáis visto alguna Boiler Room, Michail es la cabeza visible del proyecto, célebre por sus presentaciones e introducciones a los djs que entrarán en acción mientras dure el streaming. 

Creedme, intentar comprender la complejidad de Boiler Room y sus múltiples ramificaciones es como buscar el Satori en un libro de autoayuda.

 

Boiler Room: un acercamiento a la comprensión del activismo en la música electrónica

Michail Stangl: ¡Por fin! Nos ha costado tres meses encontrar tiempo para esta entrevista.

Vanity Dust: Sí, ¡es la entrevista que más me ha costado organizar! Por eso, estoy muy contento de poder hacerla. De haber encontrado finalmente el momento para hablar contigo.

En serio, gracias por tu insistencia en querer hablar conmigo, es muy humilde por tu parte. 

Gracias a ti, de veras, soy un gran, cómo decirlo, "consumidor" de vídeos de Boiler Room desde hace mucho tiempo y he seguido con interés la evolución del proyecto. Por ello, esta entrevista no era cuestión de hacerla lo más rápido y simple posible, podía esperar el tiempo que fuese necesario. Algunas cosas llevan tiempo para cuadrarse; estoy deseando hablar de todo aquello que habéis estado haciendo, de lo que os traéis entre manos para los próximos tiempos. 

Por ejemplo, ahora mismo estás en China, eso es lo que me comentaron desde prensa.

Exacto, estoy en Beijing, son exactamente las 9 de la noche y he disfrutado de las últimas seis horas en las que he estado trabajando.

¿Es la primera vez que emitís desde China, o quizás una de las primeras veces?

No, de hecho empezamos con Boiler Room en China el año pasado, hace ahora prácticamente un año. Desde entonces, hemos emitido seis veces en el país, incluyendo algunos de los shows más grandes. Ha sido muy interesante. Hemos podido trabajar con artistas como Disclosure y Skrillex a través de Boiler Room China. 

¿Habéis tenido algún problema a la hora de establecer Boiler Room en el país? Quiero decir, un país como China, para hacer todo el montaje, no tiene que ser sencillo. 

Disculpa, no te escucho bien, ¿qué preguntabas?

Me refería a que, por lo que he podido leer, habéis hecho Boiler Room en más de cuarenta países. Y entrar en un nuevo país tiene que ser un trabajo enorme. 

El desarrollo de Boiler Room a escala mundial ha sido muy orgánico, porque Boiler Room es por encima de todo, una plataforma cultural underground.

Y ello quiere decir que confiamos en varios factores. Por un lado, somos un equipo muy pequeño y no funcionamos con objetivos convencionales, es decir, no nos marcamos objetivos financieros ni pactamos contenidos, tampoco pensamos sistemáticamente en reducir costes. 

Ello es gracias al apoyo de los colectivos locales y es gracias a su activismo que podemos hacer nuevas sesiones. Así ha funcionado en todos los países hasta la fecha. 

Por eso, la entrada en China ha sido especialmente estimulante, hemos descubierto nuevos músicos y, en los últimos dos años, la escena ha estado muy activa. De hecho, gracias a dos activistas de la escena, que están muy bien conectados, hemos encontrado una solución técnica con un media partner que nos permite ser una de las pocas empresas que emiten en streaming desde China al resto del mundo.

Algo que siempre me ha llamado mucho la atención de Boiler Room es precisamente su crecimiento, en el sentido de que, a pesar de haber alcanzado una audiencia mundial, nunca ha perdido su papel como prescriptor de música electrónica. Boiler Room apuesta no solo por grandes artistas, ni siempre prioriza a los más comerciales. Es decir, nunca se ha decantado por lo abiertamente comercial. 

En otras palabras, Boiler Room no va de estrellas. Ese no es el pilar fundamental del proyecto.

Me estoy escuchando muy alto en los altavoces, ¿podrías por favor separar el micro de ellos?

Claro, perdona, déjame ver. 

Ahora un poco mejor. No hay problema.

Para entender Boiler Room como organización es importante entender que toda la gente que trabaja en el proyecto no viene de medios que buscan sencillamente rentabilizar la cultura musical.

Cuando empezamos con Boiler Room lo planteamos pensando en una nueva generación de fans de la música electrónica. Aunque la música electrónica ya era considerada a un nivel general, todavía estaba infrarepresentada respecto a esa generación.

Como organización es importante saber que todos los que trabajamos en el proyecto formamos parte de una nueva generación de fans de la música electrónica. No somos un medio previamente existente que se apropia de la música electrónica viéndola como un negocio que explotar. Nuestros inicios alrededor de 2010 coincidían con el crecimiento del dubstep y la llegada del postdubstep a Inglaterra y, al mismo tiempo, había una escena muy activa de techno y house en Londres y Berlín que apenas lograba visibilidad en la red. Lo vivíamos como un muy buen momento y era algo emocionante que merecía ser conocido más allá de donde estaba ocurriendo. Este fue el motivo por el que arrancó Boiler Room. Todos los que formamos parte de Boiler Room somos activistas de la música electrónica. Y digo activistas porque vivimos la cultura de la música electrónica con una pasión que va mucho más allá de una visión financiera.

Cualquiera de nosotros podría haber tomado otro camino profesional distinto en algún momento, pero hemos decidido trabajar juntos y dedicar todo el tiempo posible a crear una plataforma para difundir la música que amamos. Desde nuestro contable hasta los hosts que nos apoyan en los diversos países, todos somos club kids y formamos parte de una comunidad vinculada a la música electrónica a nivel ideológico, estético y político. Creo que este es el motivo de la autenticidad de Boiler Room: no consideramos que la música electrónica sea un producto que vender, sino una cultura que representar. Esta perspectiva nos da una enorme responsabilidad y somos muy conscientes de ella.

Este sería Boiler Room a nivel institucional, y luego entramos en lo que sería el nivel local, de aquellos países y lugares desde los que emitimos. Con el desarrollo de Boiler Room, la plataforma se ha ido convirtiendo en un espacio de proyección de las escenas locales. A través de los showcase y las diversas emisiones, la escena y la cultura locales alcanzan una difusión mundial y los contenidos entran a formar parte de una comunidad de seguidores con la misma sensibilidad por la música. La autenticidad que se transmite en las emisiones se debe precisamente a la implicación de todos los participantes en esa comunidad, desde los cámaras hasta el público. Es, cómo decirlo, una forma de mostrar al mundo el estado actual de tu escena.

En cuanto a vuestra implicación en las escenas locales, quería preguntarte acerca de los escenarios Boiler Room en los festivales. Los festivales son otra expresión de cultura musical, con vínculos entre lo local, un público diverso y un marco más amplio como podría ser el de los artistas que vienen de varios países. Pude ver vuestro escenario en Dekmantel, por ejemplo, hace dos ediciones. También lo habéis hecho con otros festivales y me parece otra idea de acercamiento al público y a la conexión entre artistas y seguidores. Pienso también que se establece o muestra un vínculo con los organizadores del festival. ¿Habéis planeado hacer un festival por vuestra cuenta?

Los festivales también son importantes, como también lo son los otros lugares donde tiene lugar la música electrónica, todos los lugares son importantes.

Alguien empezó antes de los festivales a hacer fiestas en mitad de un campo y tan solo con unos altavoces.

Muchos festivales siguen manteniendo esta línea sencilla, así que para nosotros tener un stage en un festival es otra vía para mostrar una faceta diferente de Boiler Room. Mucha gente va a los festivales para ver a ciertos djs en un corto período de tiempo; Boiler Room es una parte de su día a día, como una de las plataformas más significativas es importante mantener el formato original. Nos gusta ofrecer las cosas en lo que podríamos decir estilo Boiler Room. Nos preocupamos por dejar una buena herencia de lo que está ocurriendo en las escenas del mundo: con la misma autenticidad que la nuestra.

En el caso de Dekmantel, empezaron siendo promotores que gestionaban eventos de tamaño reducido y luego hicieron diversas réplicas en ubicaciones y colectivos underground de Holanda. Es una idea que compartimos.

Leí que Blaise tenía o manejaba la idea de montar un festival Boiler Room.

De hecho, ya hicimos uno, el año pasado. Fue nuestra primera fiesta multiple-day, en un lago de Pensilvania.

Hablo de gente apasionada por la música electrónica y con la mente libre. Nos los llevamos a un holiday resort y lo convertimos en el Wonderland de la música electrónica. Así que ya lo logramos una vez, porque Boiler Room no se basa en la experiencia perfecta.

Boiler Room no se basa en un club con sonido perfecto, iluminación y efectos de luz perfectos y dark rooms, sino en el regreso de la electrónica a su mínima expresión. Una mesa, un par de platos y good spirited people, sabes a lo que me refiero, ¿verdad?

Totalmente.

No hay nada fancy en ello, porque, a fin de cuentas, detrás de la música electrónica y cualquier fiesta que se precie hay una experiencia social que se moldea a través de la misma música. La idea es crear un momento especial, como el que se crea en Dekmantel, que antes mencionabas, como también en muchos otros lugares. Por eso hemos querido mantener Boiler Room a los mínimos esenciales para los eventos; es una experiencia que no se basa solo en buscar el Funktion One...

Respecto a la fiesta que te comentaba, funcionó muy bien, fue maravilloso. Y, de hecho, estoy trabajando en el follow up del siguiente evento que tendrá lugar en enero de 2018.

Esto me hace pensar en una de las mayores confusiones que se han generado alrededor de Boiler Room. Se ha generado la idea de que mucha gente va solo para dejarse ver y grabar con el móvil. En España, mucha gente no encuentra una mejor palabra que “postureo”. Pero, sinceramente, con lo que dices, que Boiler Room ha querido siempre mantenerse en un formato sencillo y de que lo que quiere es reflejar las diversidades sociales que circundan a la electrónica, creo que es más una opinión confusa y "concreta" que no un hecho que se dé en todas las fiestas y en cualquier lugar del mundo.

[Nótese en este punto de la entrevista que, en los meses que he tardado en su traducción y edición, pude ver efectivamente diversos vídeos de Boiler Room en los que el público tenía actitudes muy diversas, desde los que bailan y disfrutan de la música hasta los que no paran de usar su teléfono y no saben muy bien qué hacer. Saben que hay una cámara que graba ante la que tienen que posar y bailar bien para quedar molones en la edición posterior. Y este apunte nos retrotrae, de nuevo, al concepto de Boiler Room que defiende Michail, el de la autenticidad y la sencillez sobre la que se construye la cultura de la música electrónica originaria].

La idea de que la gente se acerca al dj para salir mejor en la cámara es un tanto simple, ya que siempre hay, en cierto modo, una actitud hacia la música. En segundo lugar, si miras a la gente que sale en la cámara, puede ser “weird” people que verías en los clubes más famosos y célebres de Europa u otros lugares, ya sea Berghain, Fabric, De School o Razzmatazz. Piénsalo de este modo: son gente que le gusta dejarse llevar y “descontrolarse”, pero para bailar la música que les gusta y estar cerca del dj. Son gente de club que disfrutan bailando y gritando, pasándoselo bien como lo harían en su club habitual.

Pero luego también quedan representados otro tipo de clubbers, los que se quedan más discretamente en una esquina, relajados y disfrutando de otra manera, más discreta, quizás fumando un porro… La estructura de Boiler Room refleja exactamente la estructura social que puedes ver y vivir en un club. Por supuesto que el hecho de que haya una cámara cambia la experiencia, en el sentido de que nuestros patrones de conducta “quedan mostrados”, pero nunca hemos dicho que Boiler Room pretenda sustituir la experiencia del club, sino que es una extensión de ello. Es como una versión moderna del vídeo raver, que los hay. La gente es exactamente la misma. En consecuencia, creo que esta crítica está sesgada y desvaloriza una cultura, en vez de apostar por mostrar su valía.

Hay otra crítica que recibimos a menudo y de la que también me muestro contrario a ella:

Nos dicen que lo que hacemos es convertir la cultura underground en algo comercial y que Boiler Room visibiliza algo que no debería ser mostrado como negocio. Pero esta forma de criticar está olvidando algo muy clave:

Su acceso apasionado a Boiler Room es literalmente la única vía que tienen para compartir la música de sus djs y artistas favoritos: ellos y ellas tampoco tienen la suerte de poder permitirse un viaje a Berlín o a un festival. Boiler Room no es el fin de la cultura underground sino que representa la democratización de la música electrónica y la cultura de club, accesible para todo el mundo.

Hace unos años tuve la suerte de poder entrevistar a Ellen Allien en Barcelona y le pregunté acerca del tema de las cámaras en los clubes. Precisamente, ella comentó que en su generación, en las fiestas iniciáticas que hacían y en las raves, todo el mundo tenía cámaras y les encantaba grabar y sacarse fotos. Claro, en aquella época todo tendía a la privacidad, ya que no existía internet ni se compartía del mismo modo que ahora, pero la idea de compartir y documentar ya existía, como existe en otras partes de nuestro entramado cultural y sociológico.

Es importante contextualizar el uso de las cámaras. No deberíamos olvidar que hay clubes que deben ser safe spaces, en un sentido de que estás a salvo y estás en un entorno libre para mostrar tanto tu sexualidad sin ser acosado como no ser discriminado por nadie ni nada. Hablamos en especial de Berlín y quizás de otras dos ciudades, en las que puedes tener conductas que no son las habituales en el día a día de muchos. Esto es muy importante que sea respetado, y está claro que, por sentido común, cuando Ellen salía de fiesta nadie entraba con una Polaroid en la Dark Room. Hoy en día las cámaras son mucho más sutiles y por ello debes tener mucho más cuidado al crear los límites de uso. En un club como Berghain es lógico que las cámaras estén prohibidas. Y deben estarlo. Es, cómo decirlo, un non space, en un sentido de que lugares así están al margen de la presión social. Ahora hay muchos clubes que intentan copiar esa actitud porque les parece “guay”, pero claro, no lo hacen como un proceso natural, orgánico y con sentido, lo hacen de forma impostada. Sin embargo, hay muchos clubes en Berlín con los que nos encanta trabajar y, al mismo tiempo, respetamos y valoramos también que sigan existiendo clubes que son cuidadosos y que optan por no dejarse mostrar públicamente. Nuestra perspectiva es diferente y, por ello, totalmente compatible.

Quería preguntarte por otra cosa que comenzasteis a hacer unos dos o tres años atrás, que se trataba de lanzar Premières a través de Boiler Room. Lo hicisteis de manera orgánica, también, pero no sé si seguís en la misma línea o queréis cambiar esta vía de trabajo. Me refiero a que es una práctica también muy frecuente en revistas y medios.

De hecho, dejamos de hacer Premières, principalmente porque somos, como te decía al inicio, un equipo muy reducido. Para Boiler Room lo más importante es ser buenos en lo que somos y no dispersarnos en otros terrenos. Lo que queremos es hacer contenido que perdure en el tiempo y con el que podamos convivir en un futuro. Dejamos de hacer contenidos como los Debuts porque al lanzar esos tracks lo convertíamos en la noticia del día y no queríamos generar ese efecto sistemáticamente. Al ser una empresa pequeña, necesitábamos hacer el trabajo desde otro terreno. Boiler Room se ha convertido con los años en una vía muy buena para lanzar la carrera de los artistas. Comenzamos de una manera más discreta o a una escala más pequeña. Ahora, sin duda, estamos consolidados.

Si te fijas en nuestro contenido, puedes ver estrellas en los line-up, pero la mayoría de los artistas que aparecen son muy oscuros. Por eso, para muchos de los artistas, es su primera exposición pública que tienen en real-time. A menudo, producimos full HD con una calidad enorme de la que en muchos otros medios apenas escribirían una sola línea. Nosotros, en cambio, enviamos a cinco personas con un equipo propio para grabarlo todo con rigor y de forma profesional. Es un contenido que no solo afecta al vídeo en sí, sino que es una especie de business card y, sobretodo, refleja la música de ese momento para el artista en concreto y su escena.

Por eso, Boiler Room es tanto una career building platform como una herramienta de marketing. Es evidente que cuando tienes un set grabado en Boiler Room se lo enviarás a tu agente de booking y él o ella se lo enviará a mucha otra gente. Porque muchos clubes o festivales buscan sets antes de contratar a un artista, y el vídeo de Boiler Room puede ser representativo. Por eso, muchos sellos comenzaron a acercarse a nosotros. Fue muy positivo para los sellos y algunos artistas, pero al mismo tiempo se nos acercaron muchas agencias de PR y nos dimos cuenta de que nosotros tenemos otras prioridades. Y los medios hacen este trabajo incluso mejor que nosotros, ya sabes.

Me gusta mucho la idea de que estéis constantemente definiendo y redefiniendo el proyecto, no solo en términos de lo que queréis hacer, sino también de lo que no queréis o sentís que no debéis hacer.

En muchos medios reina la idea de que si algo funciona hay que hacerlo crecer, haya recursos o no para ello. Es decir, se intenta crecer sin prestar atención a la calidad en sí, sino solo a la cantidad y las expectativas de que funcione, pero en términos que muchas veces han despertado mis dudas. En otro orden de cosas, leí hace no mucho que estabais trabajando con Google Pixel para lanzar algún tipo de realidad aumentada o virtual en los vídeos…

Como he dicho antes, nuestra idea principal en Boiler Room es democratizar la cultura electrónica underground. Afortunadamente, todavía vivimos en un mundo en el que la realidad virtual no puede sustituir la experiencia real ni la alienación. Si piensas con perspectiva histórica, verás que hace tan solo unas décadas la única vía de acceso a la música era la radio. Boiler Room nace con un presupuesto muy bajo, cuando las herramientas para el broadcast también se democratizan y nos permiten poner la idea en práctica; poner una webcam y una conexión buena en la red. Desde ese momento hasta ahora, lo que hemos querido hacer es expandir esta experiencia. Nuestra idea ha sido la mejora constante, tanto del ancho de banda de nuestra conexión como de la calidad de nuestras cámaras…

Quizás nunca nos hemos vuelto “demasiado profesionales”, sino solo profesionales, buscando siempre la innovación. En el momento en el que pudimos grabar en 360º, lo comenzamos a hacer; En el momento en el que pudimos usar codex y compresión de audio, lo comenzamos a hacer. Todas estas responsabilidades no son solo hacia la audiencia, sino también hacia los artistas. Somos conscientes de que esa pieza de vídeo y audio será posiblemente la más relevante de todo su año, de lo que ellas o ellos hayan tocado. Cuando la realidad lo ha permitido y ha dejado de ser prohibitivo y caro, nos hemos dado cuenta de que la realidad virtual puede ser una vía más para acceder a la cultura underground de la música electrónica, la misma que ahora estamos documentando. En este sentido, ha sido enorme trabajar con Google y poder desarrollar una vía con ellos para trabajar con la realidad virtual. Lo que logramos hacer fue entrar de nuevo en un club berlinés con 250 clubbers de lo más weird, y te puedes meter ahí un sábado o un domingo durante el día... y grabamos el vídeo con una compañía del tamaño de Google. Si lo piensas, ¡es una locura y es precioso al mismo tiempo que hayamos sido capaces de documentar algo tan poco usual y singular! Sinceramente, estoy deseando que llegue nuestro próximo proyecto usando la realidad virtual. Será, literalmente, ¡otro nivel!

¿Quieres leer la entrevista con La Fleur?

Puedes leer un artículo de The Guardian de 2015 en el que hablan del fenómeno Boiler Room.

Special Thanks a las organizadoras de la campaña de prensa de Boiler RoomStay True Spain.